0 5 mins 55 minutos

Esta semana nuevamente tengo que abordar el problema de nuestro vital líquido. Y es que el acceso al agua potable en nuestra Venezuela ha alcanzado niveles críticos, convirtiéndose en un tema que trasciende la infraestructura y se adentra en la gestión eficiente y el compromiso político. Esta semana, nuevamente alzo la voz en nombre de cientos de miles de venezolanos que sufren las consecuencias del racionamiento de agua, especialmente en nuestro municipio Sucre, del estado Bolivariano de Miranda, donde comunidades enteras viven con la angustia de no saber cuándo volverán a tener acceso al vital líquido.

La situación es impresionante. En sectores de Petare, como La California Norte o el Cerrito, el agua solo llega dos veces por semana y por pocas horas. Parroquias como Filas de Mariche enfrentan una realidad aún más desoladora, donde la esperanza de ver salir agua por el grifo se ha convertido en un sueño. Insisto; no podemos acostumbrarnos a lo que no es normal; hemos aguantado más de ocho años de racionamientos sistemáticos sin que ninguna autoridad asuma su responsabilidad.

Existen ejemplos internacionales que demuestran que es posible revertir situaciones críticas mediante inversiones estratégicas y voluntad gubernamental. Países como Singapur, que carece de grandes fuentes naturales de agua, han logrado garantizar el suministro a su población mediante tecnología avanzada, políticas de reciclaje y eficiencia en la distribución. Venezuela, con sus enormes reservas hídricas, tiene el potencial para resolver esta crisis si se implementan las medidas adecuadas. No podemos continuar entre la abundancia y la escasez

Desde Unidad Visión Venezuela seguiremos exigiendo a las autoridades responsables una explicación clara y pública sobre las razones por las cuales no contamos con un suministro continuo de agua. Basta ya de excusas, que la situación solo empeore y que nuestro pueblo sigua cargando tobos, improvisando soluciones y viviendo con indignidad.

Es imperativo que el Estado asuma su responsabilidad en la recuperación del sistema hídrico y promueva la participación de expertos, la sociedad civil y el sector privado. El agua es un derecho, no un lujo, y su acceso debe ser una prioridad en la agenda nacional. Hacemos un nuevo llamado a la reflexión y acción por parte de los responsables del sistema de agua. Es tiempo de que las autoridades rindan cuentas y garanticen el derecho al agua para todos.

La falta de un suministro constante no puede seguir siendo una ruleta de incertidumbre. Como ciudadano y parlamentario, continuaré levantando mi voz en todos los espacios necesarios, nacionales e internacionales, hasta que se respete plenamente este derecho básico. Venezuela merece servicios públicos dignos y un acceso equitativo al agua potable. La solución está en nuestras manos, pero requiere voluntad y acción decidida.

Sin lugar a dudas, el papel del gobierno municipal y regional es fundamental, por ende deben abocarse a este tema, apoyando en mayor medida con camiones cisternas y la perforación de pozos de agua – aun sin ser su competencia- como lo han venido haciendo otros alcaldes en distintos municipios del país. Nuestro municipio Sucre cuenta con recursos para ayudar a paliar esta situación y como ha ocurrido en el municipio vecino se marque una diferencia significativa en la calidad de vida de los ciudadanos.

Estas acciones pueden fomentar una mayor colaboración entre los diferentes niveles de gobierno y la comunidad, promoviendo la participación ciudadana en la identificación de necesidades y en la gestión del recurso hídrico. Es fundamental que los gobiernos locales no solo actúen como gestores inmediatos, sino que también aboguen por inversiones a largo plazo en infraestructura hídrica y en la modernización de sistemas de distribución.

La implementación de estos programas debe ir acompañada de un enfoque sostenible que contemple la protección de las fuentes hídricas y el tratamiento adecuado del agua. Además, es importante establecer mecanismos de monitoreo para garantizar que las soluciones implementadas sean efectivas y se mantengan en el tiempo.

En resumen, el compromiso de los gobiernos municipales y regionales para abordar la crisis del agua es esencial. A través de acciones concretas y colaborativas, es posible brindar un acceso más equitativo al agua potable y mejorar las condiciones de vida de millones de venezolanos.

 

Ver fuente